Por falta de dinero.
No pudo realizar un negocio
por falta de dinero.
¡Dichoso dinero!
Como el pensamiento es libre
y le iba a proponer un negocio
su preocupación era,
¡qué no tenía dinero!
Suspense: en el huerto no le digo nada
junto a nosotros estaba mi cuñado
y de aquello que habláramos
podía quedar enterado.
Pero tengo que hacer algo
no puedo, pero algo tengo que hablar
he quedado para hablar de negocios
y he quedado aquí, aquí en este lugar.
Rosa, que espera
mi cuñado que puede escuchar
a mí, que se me pasa el tiempo
sin hablar, lo que tengo que hablar.
¡Ah! Posible solución.
Salgo al coche y escribo una nota:
«En el bar de Julio, junto a la playa
te espero a las ocho» (Escueta).
Qué pensará de mí
con semejante tensión
cuando Rosa, lea la nota
con su nueva ubicación.
Con un gesto afirmativo
aceptó mi invitación
con una excusa cualquiera
de los huertos, me marché yo.
A las ocho en punto llegó
en principio iba bien la cosa
mis indicaciones seguía
con su intriga mi querida Rosa.
Los dos llegamos al bar
y nos sentamos en una mesa
y llenos de incertidumbre,
allí saltó la sorpresa.
«No tengo un duro«, me dice,
«Para este negocio, no hace falta dinero.
Yo quiero hablarte de amor,
qué para mí es lo primero«.
Comentando, dialogando, explicando
a una conclusión hemos llegado
que engrandecer nuestra amistad
en este momento es lo más indicado.
Para mí, Rosa de Pablo
sigues siendo mi GRAN SEÑORA
lo dice palpitando mi corazón
que está sufriendo porque te añora.
No es más rico el que más tiene,
sino el que menos necesita.
Yo me quedo con tu atención,
que esa nadie me la quita.
Puedes presumir lo que quieras
de que mi corazón te ha querido,
que yo me siento orgulloso
por haberte pretendido.
Gracias por atenderme
con tu corazón sincero
vestida tan elegante
aunque no tengas dinero.
dichoso dinero. . .
Sigues en mi pensamiento.
Deja una respuesta